Metamormayo


ALMANAQUE MAYO

Quizás despierte,
quizás despierto.
Cuando el viento haya amainado,
cuando no haya más silencio.

El tiempo se me rinde en espacios vagos,
Las horas apagan mi ritmo superfluo.

Habitáculo dormido,
de paredes frívolas,
de bambalinas soñadas.
Ríe el miedo.

Los cristales vibran como el latido de mi pecho,
al ritmo galopante de jinetes.
Verdugos que rugen,
anuncian el juicio final de mi derrota.

Destruyo el velo,
la ruindad esteparia de mi desconsuelo
rompo en grito el silencio agónico de una espera
y atropello cualquier intento de fuga mortuoria.

Mayo despereza,
las flores conjugan en rimas,
el árido desierto toma olor de calle,
sonido de fuerza.

Revolución sin hombres,
conquistas sin banderas,
lejos la nada,
cerca la primavera.

Llueven las rosas,
brotan las rosas,
sueña mayo.

Júbilo de éxtasis como morfina que duerme,
atropellada por el estampido de una marea desquiciada
una fiesta sin renombre,
un torpe bullicio jadeoso.

Ojos que gritan rebeldía de mañana,
sudor que sucumbe desnudo.
Virginidad que muere noctámbula.
Estériles los cuerpos; ceguera trivial.

Mientras lloran las rosas,
se flagela la primavera,
mayo ahoga
soledades en cantos
bajo trincheras.

Campo que huele
hambre de tiempo, sed de otros.
Habla la nada; calla el todo.

Oscuridad sin armas,
riego reseco.
Mayo duerme.
Quizás despierte,
quizás despierto.

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